Gracias a la introducción de ganado bovino, porcino y ovino en las tierras mesoamericanas, así como la siembra de muchos vegetales provenientes del Viejo Mundo, la cocina mexicana se enriqueció hasta convertirse en lo que es hoy en día. Ningún platillo puede considerarse genuinamente mexicano si solo se toman en cuenta los ingredientes producidos antes de la Conquista española. Somos el resultado del mestizaje y la creación que surgió de la fusión de lo europeo con lo indígena.
La tortilla es el producto del maíz nixtamalizado, aplastado con una prensa o con las manos, y ha sido el alimento básico desde las sociedades precolombinas hasta el periodo colonial, donde se fusionó con productos y técnicas culinarias del Viejo Mundo, y se ha mantenido hasta nuestros días.
Con la Conquista, los tamales evolucionaron y se agregaron ingredientes europeos a sus recetas, como la manteca, que reemplazó al tequesquite como agente leudante principal.
Actualmente, se reconoce académicamente que existe al menos un tipo de tamal por estado de la República Mexicana, cada uno con diferentes procesos de elaboración e ingredientes.
La importancia del maíz en la sociedad ha sido un factor fundamental en las transformaciones del país. En la década de los 90, más de la mitad del consumo calórico de los mexicanos provenía del maíz, en alguna de sus formas mencionadas anteriormente. Según la Asociación de Refinadores de Maíz de Estados Unidos, de los 10 mil productos disponibles en los supermercados, casi 2,500 contienen compuestos derivados del maíz.
Uno de los cultivos transgénicos más extendidos en todo el mundo es el maíz, el cual ha experimentado un aumento significativo en su superficie de cultivo en los últimos años, llegando a alcanzar hasta 3 millones de hectáreas solo en Estados Unidos. Los Alimentos Modificados Genéticamente (AMG) son productos cuya información genética original ha sido alterada mediante métodos biotecnológicos sofisticados, con el fin de mejorar aspectos como la nutrición, el sabor o la resistencia al clima en el que se desarrollan.
Una ventaja de los alimentos transgénicos es que pueden enriquecerse con vitaminas y minerales que beneficien la nutrición de grupos específicos. En cuanto al sabor, en la cocina no se ha percibido una diferencia significativa entre los alimentos transgénicos y los naturales. Sin embargo, su difusión y uso no han sido relevantes. El uso de semillas transgénicas podría llevar a la homogeneización de las variedades y a la extinción de aquellas que no son comercialmente viables pero igualmente identificables. Cada variedad de maíz aporta identidad a un pueblo y debe ser preservada. Si bien el progreso científico no debe detenerse, es importante destacar que el maíz es un ingrediente característico de nuestra tierra y debe mantenerse como tal. La historia del maíz está estrechamente ligada al desarrollo social del pueblo mesoamericano y responde al progreso evolutivo de la sociedad.
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